El Dinero no existe… ¿A qué me refiero con esto?
- By Francis Nazar
- In Dinero, Reflexión
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No, el dinero no existe, lo que realmente existe es el valor que le damos a las cosas. Cuán importante, valioso o indispensable pensamos que algo -o alguien- puede ser en nuestra vida.
Porque la realidad es que, en este mundo físico, nada existe hasta que tú eres capaz de percibirlo y darle un significado, sea este positivo o negativo.
Es decir, hasta que aprendes sobre eso que percibes.
Te lo explico:
Para los niños que nacen en familias millonarias, no existe la carencia. No saben de qué se trata, cómo se siente ni cómo se experimenta.
Básicamente, no conocen una línea de pensamiento como: “no tengo, no hay suficiente, quizás no llegue a final de mes, tengo muchas deudas, el dinero es difícil de ganar”, etc.
También desconocen la sensación y el estado emocional que hay detrás de todos esos pensamientos.
Para un niño que nace en extrema pobreza es lo mismo, pero al contrario. No sabe cómo se siente ser abundante y tener todas las necesidades cubiertas.
La pregunta aquí es: ¿Existe la pobreza o la riqueza?
Tú dirías que ambas, sin embargo, visto desde los ojos del niño millonario, existe es la riqueza, aun cuando puede saber que hay personas que son pobres.
Y visto desde los ojos del niño pobre, lo que existe es la pobreza, aun cuando ha escuchado algo sobre los ricos.
Es decir, lo que en verdad importa es lo que exista para ti en tu propio mundo, que es tu propia percepción del 3D.
Cuando observas tu vida ¿qué ves? ¿Qué percibes?
Eso es lo que existe para ti, así sepas que hay otras historias que le suceden a otras personas.
Para ti -y para cualquiera- no se trata sólo de dinero.
Se trata de si hay o no hay dinero, si es posible o no para ti obtenerlo, si es agradable o no, si piensas que es bueno o es malo, si lo quieres o no lo quieres.
Entonces, el dinero no existe…
Existe es la percepción que tienes de éste, lo cual, como ya dije, es algo aprendido.
Pero… ¿Qué tal si nunca nos hubieran enseñado sobre la carencia? ¿O si nunca hubiéramos vivido dificultades, barreras o límites de cualquier tipo?
¿Y si sólo hubiéramos aprendido sobre la abundancia y la prosperidad? ¿Será que, en el fondo, es algo que añoramos porque es de dónde venimos?
¿Qué tal si, con el dinero lo único que estamos deseando es llenar algún vacío que dejó el sabernos completos para, luego, vernos en un mundo físico donde nos creemos imperfectos y hasta insuficientes?
Entonces, lo que sucede es que queremos más y más. Ganamos cierta cantidad de dinero, pero luego queremos más.
Y cuando logramos ganar más, llega un punto donde no es suficiente. Vuelve el vacío y creemos que, si tenemos un mejor trabajo, casa, posesiones, etc., entonces nos sentiremos mejor.
Así que trabajamos por más y logramos más, para vernos en el mismo ciclo otra vez. Sintiéndonos vacíos. Y tratando de llenar ese vacío con dinero.
Me pregunto: ¿Cuándo nos daremos cuenta de que el dinero no existe?
Sólo existió porque queríamos llenar un vacío. Y sí, es un recurso muy valioso, sin embargo, no es lo que nos hará sentir plenos.
Es un recurso como lo es la tierra, el aire o el tiempo. Pero no es nuestra balsa de salvación, no es lo que nos dará verdadera libertad, tranquilidad o estabilidad.
Entonces, si quiero volver a mi verdad, tengo que olvidarme de lo material por un momento y entender que yo soy la raíz de todo.
Y es ahí donde debo nutrir. En ese centro que soy yo, hasta el punto de volver a sentirme como en casa. Sí, esa casa de donde venimos antes de estar en el vientre materno.
Debo nutrir ese espacio que sigue dentro de mí, en donde puedo sentirme completa, abundante, feliz, plena, en paz, en disfrute y armonía, aún y con mi cuenta bancaria en cero.
En ese instante -que puedo extenderlo hasta convertirlo en toda mi vida-, me siento tan grande, tan en paz, que el dinero realmente deja de existir.
Y no porque no esté en mi vida, sino porque ya no es mi prioridad más grande.
Ya no hay dependencia, apego o miedo, y simplemente dejo que sea lo que es: un recurso el cual utilizo cuando yo quiera.
De resto, sigo viviendo, sigo existiendo, sigo soñando y sigo SIENDO, tan enorme, ilimitada y abundante como ya soy.
Sin medir mi valor por la cantidad de billetes que posea, sino dejando que la riqueza refleje lo inmensamente valiosa que me siento.
Cuando llegas a este punto sabes que el dinero puede desaparecer si quiere, puede cambiar por completo y todo el sistema económico puede convertirse en otra cosa totalmente diferente a la que conocemos.
Puede darse todo eso y más, y aun así, tú sigues siendo quien eres.
Sigues siendo ilimitado, eterno y creador. Sigues siendo feliz y abundante. Y desde ese estado vibracional, no hay carencia posible.
Por eso, dejemos que el dinero no exista -sólo para ser el recurso que es- y que sólo exista el YO SOY que tú ya eres.
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